El Bonfin es como un lugar al que ustedes vienen a hacer una cura de desintoxicación. Durante todo el año han vivido en condiciones que no eran muy propicias para su expansión; y su cuerpo físico, pero sobre todo sus cuerpos etérico, astral y mental, están saturados de impurezas que deben eliminar para poder retomar, con nuevas fuerzas, el trabajo que Dios les pide. Aquí comen un alimento puro, preparado por seres llenos de amor y de atención, respiran un aire puro, cada mañana se bañan en la pureza de los rayos del sol; y ahora les corresponde a ustedes hacer esfuerzos para introducir la pureza en sus pensamientos, sus sentimientos, sus deseos, sus proyectos. Aprovechen las condiciones que tienen aquí, la paz, el silencio del bosque, para meditar, revisar su vida y tomar por fin la resolución de convertirse en servidores de Dios.

…Aquí, ustedes aprenden a armonizarse con el cosmos, a modelarse según este mundo infinito, a unirse a la fuente de toda vida, el Alma Universal, Dios mismo. Pues en esta comunión con la vida universal ustedes encontrarán el verdadero sentido de la vida. No se puede encontrar la plenitud en el aislamiento.

Hay que crear una conexión, una circulación de energías entre el Cielo y la Tierra hasta que la armonía, el orden, la belleza que están arriba se instalen abajo en nuestra Tierra, es decir en nosotros mismos. Jesús no hablaba de una Tierra exterior al hombre; es en nosotros donde debe instalarse en primer lugar el Reino de Dios. Si se instalara en el mundo, cuando los hombres son todavía tan anárquicos y violentos, no serviría de nada, lo destruirían enseguida. Sólo cuando el Reino de Dios se instale en el hombre se reflejará también en el exterior del mismo.

…Aquí se les dan los métodos parar modificar y reconstruir todo en su vida. Pero no piensen en el tiempo que les llevará esto, pues en la vida espiritual no ocurre como en el mundo, en el que en algunos meses pueden obtener un diploma de manicura, de pedicura, de taquigrafía. Algunos dirán: «¡Oh! Se tarda mucho y no es lucrativo. Con un diploma por lo menos uno se las puede arreglar para tener un oficio, casarse». Bueno, está bien, ustedes se casarán. Y después dirán como este hombre al que le preguntaron si era feliz en el matrimonio: «¡Oh no, dijo, nunca he tenido suerte con las mujeres: me he casado dos veces, la primera mujer me dejó… y la segunda se ha quedado!».