El Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov
vivía entre sus discípulos y les dispensaba una
enseñanza oral. Desde principios de los años cincuenta,
se organizaron congresos a los que cada uno podía venir
libremente durante sus vacaciones.
Es así como tuvieron lugar encuentros de primavera,
de verano, de otoño y de invierno, esencialmente en Francia,
en el Centro de Izgrev en Sèvres, en el “Domaine
du Bonfin” en Fréjus, pero también en Suiza,
en Canadá y en otros lugares.
Estos encuentros, que han continuado desde entonces, dan a
los hermanos y hermanas (es así como nos llamamos unos
a otros en el seno de la asociación), llegados desde los
más diversos horizontes (culturalmente, geográficamente,
socialmente…) la ocasión de vivir, hacer intercambios,
cantar, estudiar juntos, en la presencia espiritual del Maestro
y de su enseñanza. Es una ocasión única
de reencuentro con la fuente en todos los planos.
Estos congresos están reservados a los miembros de la
asociación (ver condiciones de admisión).
Durante toda su vida el Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov
ha dado su enseñanza de forma gratuita para todos, y continúa
siendo así. Las tarifas aplicadas en los centros fraternales
sólo cubren los gastos de infraestructura, alojamiento y
restauración. |

Pensamiento del 15 de abril de 2004
El trabajo que hacen ustedes comprometiéndose en la espiritualidad
es muy diferente de todo aquello a lo que están acostumbrados.
No se trata de chapucear en algún sitio o de estar ocupado
en una oficina, sino de desarrollar la naturaleza divina que nos
ha dado nuestro Padre Celestial y que, en la vida ordinaria, está ahogada,
enterrada por todo tipo de actividades y preocupaciones que no
son precisamente divinas. Si van a una Escuela iniciática
para encontrar las mismas actividades que en el mundo, es inútil:
se sentirán incómodos, sufrirán y no encontrarán
nada de lo que necesitan. Pero si quieren tener buenas condiciones
para introducir el orden y la armonía en sí mismos,
para permitir que su naturaleza divina se expanda y emprenda un
trabajo gigantesco para el bien del mundo entero, hay que ir a
una Escuela iniciática… ¡serán bienvenidos!
|