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Las leyes de la naturaleza

La ley de afinidad - Extracto de las Obras Completas - Volumen 29
“… Existe una ley de afinidad según la cual cada elemento, por sus vibraciones, por su quintaesencia, está en relación con otros elementos de la misma naturaleza, a los que puede, por tanto, atraer. Así es como ustedes, con sus pensamientos, con sus sentimientos, atraen a los seres, a los elementos, a los acontecimientos que les corresponden. Sí: a causa de sus pensamientos y de sus sentimientos pueden ser destrozados, y a causa de sus pensamientos y sus sentimientos pueden llegar a ser reyes del mundo. Es simple y claro…”

“Hay una corriente de vida,… Hay una corriente de muerte,… El primer grado de la muerte es el descontento. Si no toman precauciones, el descontento se transforma en tristeza. De la misma forma, la tristeza se transforma en sufrimiento. Éste se convierte en dolor físico. El dolor se convierte en enfermedad y lleva a la muerte.
Entre estos grados existen muchas tribulaciones, sensaciones y remordimientos. El principio de la vida eterna es el contento y el agradecimiento, que aportan la alegría. La alegría trae la paz, la tranquilidad, la felicidad. Éstas traen la fuerza, que es seguida de la plenitud, y por fin, de la vida eterna…"

La verdadera paz es un estado espiritual - Extracto de las Obras Completas – Volumen 12
La paz sólo les llegará si todo su ser puede vibrar al unísono con una idea sublime, desinteresada. No podrán conocer la paz mientras no introduzcan en sus células, en todo su ser, pensamientos de amor, es decir la indulgencia, la generosidad, el perdón, la abnegación. No podrán porque solamente estos pensamientos aportan la paz. Miren, si tienen algo que reprochar a su vecino, si no pueden perdonarle y se rompen la cabeza para saber cómo vengarse… O bien, si alguien les ha pedido dinero prestado y ustedes piensan continuamente que deben devolvérselo, no es posible tener paz, porque estos pensamientos son demasiado personales, demasiado egoístas. E incluso si están tranquilos durante algunos minutos, durante algunas horas, eso no es todavía la paz, es un poco de reposo, una tregua (esta paz, incluso los malvados pueden tenerla), y luego, de nuevo, son atrapados por estados espantosos. La verdadera paz es un estado espiritual imposible de perder una vez que se ha obtenido.
Los mundos físico y psíquico obedecen a leyes - Pensamiento del 5 de mayo de 2004
Todos los progresos de la ciencia, en cualquier ámbito, han sido posibles porque los humanos han descubierto que el mundo físico obedece a leyes. Pero el mundo psíquico, el mundo moral, ¡querrían que fuese el lugar de mayor confusión, de mayor anarquía! ¡Ninguna ley que conocer, ninguna regla que respetar!... Pues bien, no es posible, y si con su ligereza, con su inconsciencia, el hombre desajusta este extraordinario mecanismo que es su organismo psíquico, provoca daños irreparables. Nada es estable ni fiable cuando no se respetan las leyes, porque las leyes constituyen la estructura del universo, tanto la estructura del universo psíquico como la estructura del universo físico. El mayor error es no reconocer estas leyes. Se actúa como si fuesen un invento humano, por tanto como si reposaran sobre bases arbitrarias, discutibles, y pudieran ser transgredidas fácilmente. ¡Pues no! Y nada ni nadie podrá ayudar al que transgreda las leyes del mundo psíquico y del mundo espiritual.
“Cosecharán lo que hayan sembrado” - Extracto de las Obras Completas – Volumen 12
Existe otra moral que es eterna, eterna como la primera ley relativa a la agricultura de la que les he hablado. «Cosecharán lo que hayan sembrado», esta ley es verdadera desde la creación del mundo. ¿Acaso piensan que como se trata de agricultura no tiene nada que ver con la moral? Pero hay que saber que en el terreno de los pensamientos y de los sentimientos volvemos a encontrar las mismas leyes que en la agricultura. Los pensamientos tienen las mismas propiedades que las semillas. Cuando se siembra un pensamiento en la cabeza de alguien, este pensamiento produce en ella los frutos que le corresponden, ¡pues la cabeza es un suelo en el que se puede plantar! Por eso esta ley pertenece a la moral eterna y no a la moral humana. Algunos han dicho: «Quien siembra vientos recoge tempestades». Es otra ley moral que nunca ha cambiado; es tan absoluta como las leyes de la física y de la química.
La naturaleza no es insensible a vuestros actos - Pensamiento del 14 de marzo de 2003
La mayoría de los humanos se comporta con una ligereza increíble. Los ejemplos que tienen ante sus ojos les dejan indiferentes, no extraen ninguna lección, y continúan actuando como si sus actos no fuesen a tener ninguna consecuencia próxima o lejana. Transgreden las leyes de la naturaleza, alteran el trabajo de los elementos sin darse cuenta de que con esta actitud anárquica, provocan fuerzas que acabarán reaccionando para restablecer el orden. La naturaleza no es una materia indiferente, inerte, insensible, con la que tengamos derecho a hacer lo que queramos, está viva, es inteligente, sensible. Claro está, también es muy paciente, pero cada vez que los humanos sobrepasan los límites de lo que ella puede soportar, protesta.