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Amor y sexualidad

«…La cuestión del amor se planteará en las generaciones futuras. Todas las demás cuestiones palidecerán y el mundo entero sólo se preocupará de esta cuestión vital, el amor: cómo amar, cómo llegar a ser una divinidad gracias al amor. Porque el amor es Dios, Dios es amor. Si el hombre tiene relaciones correctas con el amor, tiene relaciones correctas con Dios mismo…»

Omraam Mikhaël Aïvanhov

El verdadero amor es un estado de consciencia - Pensamiento del 28 de abril de 2002
El verdadero amor no es un sentimiento sino un estado de consciencia. Para su evolución, merece la pena que mediten sobre este tema. Mientras no conozcan el amor como estado de consciencia, se encontrarán en la oscuridad y no comprenderán gran cosa de la vida. Entre las cualidades que pueden ayudarles a acercarse a esta comprensión del amor, la pureza es la más importante. Y cuando hablo de pureza, quiero decir pensamientos y sentimientos en los que no entre ningún interés egoísta. Las tres palabras vida, amor y pureza están relacionadas. ¿Por qué? Porque la vida depende del amor, y cuanto más puro es el amor más rica, bella y clara es la vida. El sentido de la vida es amar y ser amado. Cuando aman a los demás con un amor desinteresado, son para ellos como una fuente que les aporta la vida. Y los que les aman les aportan también una vida abundante.
Cómo amar - Pensamiento del 10 de agosto de 2004
No basta con amar a las personas, deben preguntarse también cómo las aman. Deben esforzarse en poner en su amor la pureza y la luz, porque sólo así aquellos a quienes aman podrán crecer y desarrollarse. El verdadero amor debe aportar a los seres todas las bendiciones: la alegría, la paz, la belleza, la salud, y sobre todo el sentido de la vida. Si sienten que la persona que aman se marchita, se debilita, que pierde su alegría de vivir, deben cuestionar sus sentimientos y decirse: «¿Pero qué he hecho? Debí haberla cultivado como una flor en un jardín, y he dejado que se marchite, ¡la he estropeado!». No tienen, pues, razones por las que estar satisfechos y sólo les queda buscar la manera de reparar sus errores. El amor debe hacer crecer a un ser, y sólo cuando ven que aquél al que aman se desarrolla, pueden estar felices y orgullosos, y dar gracias al Cielo.
Cómo considerar la sexualidad - Extracto de las Obras Completas – Volumen 14
¿Es preferible vivir en la castidad o, por el contrario, tener relaciones sexuales? Todos se pronuncian, dicen que es bueno o que es malo… pero las cosas no deben presentarse así. Los que quieren vivir en la castidad y la continencia, ¿están en lo cierto? Todo depende de cuál sea su objetivo. Esto puede dar muy malos resultados, pero también muy buenos. A algunos la continencia puede volverlos histéricos, neuróticos, enfermos, y a otros fuertes, equilibrados y saludables. ¿Tienen razón los que dan rienda suelta a todos sus instintos? Seguramente tienen algo de razón. ¿Acaso esto puede hacerles bien? Ciertamente que puede hacerles mucho bien, pero también mucho mal. Por tanto, no se deben clasificar las cosas diciendo: «esto es bueno… esto es malo». El bien y el mal dependen de otro factor: de cómo utilizamos las fuerzas, de cómo las dirigimos. Nada es bueno ni malo, sino que se convierte en bueno o malo.

La cuestión es saber, en primer lugar, cuál es su ideal, lo que quieren llegar a ser. Si quieren llegar a ser un alma, un espíritu, un ser excepcional, si quieren hacer descubrimientos en el mundo espiritual, comulgar con el Cielo, evidentemente se verán obligados a disminuir el número de ciertos placeres, o incluso a renunciar completamente a ellos con el fin de aprender a sublimar su fuerza sexual. Pero si no tienen este alto ideal, entonces resulta absurdo reprimirse, ser castos y vírgenes, y hasta caerán enfermos. Porque sus esfuerzos no tendrán ningún sentido…
El amor está en todo - Pensamiento del 15 de agosto de 2002
¿Qué es el amor? Una energía cósmica distribuida por todo el universo. Por eso pueden encontrar el amor en la tierra, en el agua, en el aire, el sol, las estrellas… Pueden encontrarlo en las piedras, las plantas, los animales… Y también pueden encontrarlo, claro está, en los humanos; pero no solamente en ellos, precisamente, como ustedes tienen demasiada tendencia a creer. Sí, ¿por qué deben ustedes sentirse privados de amor porque no tienen a un hombre o una mujer entre los brazos? No es el cuerpo, no es la carne la que les dará el amor, pues el amor no se encuentra ahí. El amor puede servirse del cuerpo físico como soporte, pero se encuentra en otro sitio: está en todo, es una luz, un néctar, una ambrosía que llena el espacio.
Hay que dirigirse hacia el amor divino - Pensamiento del 25 de julio de 2004
Cuando ustedes buscan el amor, no saben verdaderamente lo que buscan. Creen buscar el amor de un hombre o de una mujer, pero en el fondo es el amor de Dios lo que buscan, y lo que necesitan: la inmensidad, el infinito, toda la belleza de la naturaleza y de los seres… Pero antes de conseguirlo, cuántas «tiendas» trataréis de visitar pidiendo: «Déme el amor… Déme la plenitud…» Pero ninguna tienda posee la plenitud. Sólo el Señor puede dársela, y es ahí donde hay que buscarla. Miren lo que ocurre con todos las personas que se han detenido en una «tienda». Ya han comprendido, evidentemente, que tienda quiere decir una bonita mujer… ¡o un apuesto señor! Al cabo de algún tiempo todo está agotado, y van a otra tienda, abierta mucho más recientemente: la mercancía es más fresca, la publicidad está mejor hecha, el escaparate está mejor surtido, hay más brillo, más colores… Pero también aquí, al cabo de algún tiempo, todo se ensombrece, se estropea, porque no era divino. Sólo lo divino es inagotable y eterno. Por eso deben dirigirse hacia el amor divino.