El círculo representa al sol. Y el sol nos indica que la era nueva nos aportará, como él, la luz, el calor y la vida que simbolizan la sabiduría, el amor y nuevos comportamientos.
El sol es el maestro del signo de leo, opuesto en el zodíaco al signo de acuario. El sol simboliza al Cristo, aporta una nueva edad de oro a la humanidad; al igual que el círculo, el sol es símbolo de la unidad, de la armonía y de la universalidad, pues da a todos por igual. Con ello, encarna las verdades y principios que se encuentran en todas las grandes religiones, entre ellos el de fraternidad universal.

El ancla (de color azul: el cielo, el espíritu, la espiritualidad) es el símbolo de la fe que se agarra al alto ideal solar, a la fuente de vida. Es el símbolo de los navegantes que viajan por el océano de la vida y de la esperanza que nos une al mundo divino.

El agua representa una fuente que derrama su vida nueva, su pureza, su nitidez, su fuerza. El signo de acuario, al ser un signo de aire, nos indica que este agua es de naturaleza sutil, espiritual. Aliada al fuego del sol, permite la expansión de los seres, mostrándoles el camino del segundo nacimiento: “Si un hombre no nace de agua y de espíritu (o de fuego), no puede entrar en el reino de Dios” – Juan 3:5.

Las manos nos enseñan la filosofía de dar. Es el símbolo de la generosidad, de la ayuda mutua fraternal, de la acción, de la aplicación, del trabajo que hay que hacer.

La cuerda es una conexión con la fuente de vida. Reúne la noción de cadena viva de la Fraternidad, y también la del alto ideal a alcanzar que nos conecta con Dios.